viernes, 8 de enero de 2016

Mustafá ad Portas!

Siempre me he sentido atraído por aquellos momentos en que se han enfrentado Oriente y Occidente.
Así, con mayúsculas. En ocasiones diría que nos ha ido bien (Maratón o contra los mongoles) y en otras no tanto (Adrianópolis o las Cruzadas).

Por supuesto no podemos olvidar que la mayor parte de las veces las cosas no son tan sencillas, ya sea en la propia definición de esos términos o en su mezcla con "nortes y sures". Pero con todo debo reconocer que son instantes que han resonado en la historia (y siguen haciéndolo hoy) con un tono de épica, de pugna irreconciliable que podría reescribir el curso de la humanidad.

Naturalmente, los empujes turcos hacia Centroeuropa en su intento por ampliar el imperio y hacerse con el control del Danubio y sus rutas comerciales, son entonces campo abonado para mis ansias lúdicas. Así que leí y releí -probé incluso- el Lash of the Turks de ATO y el Gates of Vienna de S&T, donde puedes disfrutar la recreación de algunas de esas campañas (la imagen superior corresponde al primero de ellos, las demás al segundo por cual me decidí al final).

Ambos son juegos majos, relativamente sencillos y bien editados para los estándares de revista. Como podéis ver, también tienen unos componentes bonitos y un agradable aspecto general. Además de que las erratas son casi inexistentes: un lado perdido de una ficha o un nombre mal escrito y un par de factores sin marcar en rojo (algo que solucioné con una sencilla fotocopia), como mucho.

El Lash es más completo; pasa revista tanto a los ataques del siglo XVI (el "mítico" podíamos decir) como del XVII y dedica un mayor apartado para la guerra naval (flotas de rio) o las cuestiones de suministro y logística. Igualmente, ha generado algunas dudas más en cuanto a interpretación de reglas así que sobre todo basé mi elección en la mayor facilidad para "sacarlo a mesa". En esta ocasión, menos fue más. Basta de poblar la estantería de juegos casi nunca utilizados!


Y la verdad que en las pocas semanas desde que lo compré he podido echar ya un par de partidas que me han dejado buen sabor de boca.
Arriba tenéis las cajas (en este caso del bando Ausburgo) donde van ordenaditos los ejércitos, sus bajas, refuerzos posibles y marcadores de evento esperando ser utilizados en el momento en que sean más dañinos para el adversario; junto a ello, las ayudas y tablas de combate necesarias (una para cada bando). Todo en un lado del mapa principal, que va desde Belgrado al Norte de Viena: un área cubierta por cursos de agua que limitan el movimiento excepto que tengas ingenieros (más sobre ellos después) y lugares más o menos fortificados que serán objeto de tus avances y/o ansias de pillaje.

En este caso sólo podemos simular la campaña de 1683, pero que fue bastante equilibrada y de resultado incierto, con varias alternativas que, de ser aprovechadas en forma diferente, pudieron cambiar el resultado de la lucha.
Todos los actores imprescindibles están presentes. Desde la caballería irregular otomana y sus temibles pero lentos cañones de asedio (que no obstante se pueden trasportar por río, aquí de forma algo más genérica, entre fortaleza y fortaleza un máximo de 12 hexágonos) hasta las variadas unidades de la "seudo universal" coalición cristiana organizada para rechazar al invasor (los franceses "pasaron" y España "sólo" aportó dinero).
Y desde luego el peculiar liderazgo y potencia del ejército polaco (que no se sabe bien cuando llegará) con sus húsares alados. "Chrome" a tope!


El sistema deriva del que hemos visto en el Red Dragon Rising, South Seas o Mare Nostrum, si bien con cambios evidentes como una mayor simplificación y su adaptación a un mapa con hexágonos, el cual -creo- se presta mejor a esta operación. Así que tenemos zocs, persecuciones, cargas y contracargas, retiradas más o menos ordenadas, etc.
También asaltos y asedios, gestionados mediante una sencilla tabla (otra vez una propia para cada bando) y la presencia de artillería o líderes, sean éstos ingenieros (que dan bonus a mayores) o no.
Todo aderezado por el pertinente "fog of war"; acentuado si quieres, pues las tropas tienen un único paso y, colocándolas del revés, sólo mostrarán el reino o territorio al cual pertenecen. Chulo y efectivo.

Resumiendo, lo que puedes hacer se basa en el número de "puntos de moral" que tienes. Se consiguen por ganar batallas, eventos o poblaciones ocupadas al final del turno y conforman una especie de "unidad monetaria" que tanto te permite actuar como representa los puntos de victoria que conseguirás.
El amplio catálogo de acciones por el que "pagas" esos PM comprende -entre otras- las marchas forzadas, transporte por río, arrasar zonas, combatir, reclutar tropas, ofrecer honores de guerra, asediar o recibir marcadores de evento; que a su vez varían entre la llegada de refuerzos (ay, esos polacos!) o la traición más vil.
Por ello, hay que tener cuidado con la marcha de la guerra, pues cuantos más recursos consumas menos puntos de victoria conservarás y más probable es que tu enemigo consiga la iniciativa (comienza el que más tenga al principio del turno). Resulta así un mecanismo más sutil de lo que parece.   


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